Día de la operación

Ya llegó el tan ansiado día para la operación. Ya tenía ganas de que llegase y que me lo quitaran, aunque a la misma vez sentía respeto por entrar al quirófano.

Por la mañana he tenido que ir a otro centro llamado CETIR ha hacerme la linfogammagrafía. No hacía falta que fuese en ayunas así que la noche de antes y durante el desayuno he aprovechado para hacer mi última comida antes de la operación. La técnica ha sido muy sencilla, me han incorporado en una camilla y me han pinchado con una aguja fina el bulto. A través de la aguja se inyecta un líquido de color azul, el cual va a parar al primer ganglio al que hirían las células malas. Tras el pinchazo, por el cual no ha hecho falta ningún tipo de anestesia, he tenido que esperar dos horas, que hemos aprovechado mir marido y yo para pasear y volver al centro. Transcurrido este tiempo, me han mirado con una máquina para ver si el líquido había llegado al ganglio centinela y me han marcado con un rotulador en la piel justo donde se encuentra, de manera que en la operación lo tendrán fácil.

A las 15.30 he ingresado en Clínica Diagonal pero no ha sido hasta las 17.20 que han venido a buscarme para bajarme a quirófanos. Es curioso porque en el momento de bajar no he sentido tanto nerviosismo como creía que iba a tener.

Antes de pasar a quirófano, me han llevado a la sala de reanimación. En ese momento ha venido a verme la Doctora Gorostidi, mi ginecóloga y cirujana. Me ha dicho que en breve pasaríamos. Mientras me han dado un "chupito", así es como lo llama el personal de "rea", que no es más que un relajante. Así que la entrada a quirófano ha sido tranquila, no estaba nada nerviosa. Me han dicho que pusiera los brazos de una manera, mascarilla en la boca, chute en la vía y ya no recuerdo más hasta el momento que despierto en la sala de reanimación.

Escuchaba de fondo, "Ida, Ida, como estás?" era el anestesista, abrí los ojos y lo primero que sentí, NAUSEAS, buah!, le dije náuseas y al segundo ya me habían inyectado algo en la vía que me hizo sentir bien de nuevo. Miré el reloj, las 9 de la noche, ¿cúanto tiempo llevo durmiendo? cerré los ojos y otra vez a dormir, las 9.30, las 10, las 10.30, las 11 de la noche, me iba durmiendo y despertando pero muy débil. A la misma vez sentía como me tomaban la tensión con el brazalete en los tobillos, cada 15 minutos se inflaba y desinflaba automáticamente. Miraba la pantalla y veía que la mínima estaba a cinco con algo y la máxima a 7 con algo. Mientras pensaba en mis familiares que me esperaban en la habitación, pensaba en lo preocupados que debían estar después de tantas horas sin subirme a la habitación. Y así fue, ellos recibieron la llamada de que todo había ido bien a las 19.50 pero se les hizo muy largo hasta el momento que me subieron a las 11 de la noche.

Durante la noche dormí, al igual que durante todo este tiempo. Y es que para que yo no duerma! No ha habido ninguna noche que no haya dormido :-) Cuando tuve ganas de hacer pipi, tuve que hacerlo con la cuña ya que no me dejaban levartarme aún de la cama por riesgo a desmayo, y la verdad no me resultó nada complicado, parecía que el despertar de la anestesia estaba siendo bueno. La segunda vez ya pude levartarme y otra vez las nauseas dichosas, arcadas y más arcadas sin echar apenas nada, la enfermera me dio otro chute de algo por la vía y en cuestión de segundos se fueron.

Que más puedo pedir! Un despertar de la anestesia estupendo! Todo el personal de Clinica Diagonal que me ha atendido durante la operación majísimo, desde el camillero, como el personal de reanimación, quirófano y mi ginecóloga. Tanto dormimos mi marido y yo esa noche, que no fue hasta las 9.15 de la mañana cuando nos despertamos porque entraban con el desayuno.